Textos introductorios

 
Presentación institucional [+]

Ha pasado ya una década desde la primera edición del Campus Euroamericano de Cooperación Cultural, tiempo que ha ido consolidando y transformando este encuentro en un proyecto con vocación de continuidad y arraigo en la región.

Durante este tiempo, hemos ido constatado el interés creciente del sector cultural y del mundo de la cooperación cultural para con esta iniciativa. Esto confirma que, sin duda, los Campus han sido una buena idea, pero también, que han sido una idea de utilidad, hecho que confirma el interés creciente despertado por cada una de las convocatorias abiertas a la participación de los países de región euroamericana.

El valor y mayor potencial del Campus radica en tratarse de un encuentro estimulante que actúa como “inyección” de energía para fortalecer y continuar el trabajo y promover el crecimiento profesional y personal a partir del encuentro y el intercambio común y de la producción conjunta de emprendimientos futuros con enfoque local y global.

Pero además, se constituye como espacio académico en el que se vislumbran los nuevos escenarios, las potencialidades, las preocupaciones del sector, los obstáculos y los retos. Sobre todo, es una ocasión de enriquecimiento para el trabajo colaborativo, la reflexión, la generación de ideas y proyectos, la creación de alianzas y la implementación de estrategias así como la promoción de contactos que crean red, uno de los mayores patrimonios de esta iniciativa.

Los Campus son encuentros para la difusión de recursos y materiales, observatorio y sensor de temáticas y problemáticas, espacios para el diálogo abierto, pero también para la sistematización de contenidos, generación de experiencias colaborativas, de intercambio de conocimientos acerca de nuevos procesos y modalidades que adopta la cooperación cultural en los tiempos que corren y de conocimientos de vanguardia en el sector.

Los Campus como lugar en el que se desprenden nuevos interrogantes, pero también se dan respuestas prácticas y operativas a cuestiones que atañen el día a día de las tareas cotidianas en todos los ámbitos de actuación del sector, de producción de información cuantitativa y cualitativa, tanto en el ámbito de la dirección, de la gestión, de la formación o de la investigación en sentido amplio.

Los Campus se conciben como espacios pioneros en materia de cooperación cultural, como lugares para la reflexión pedagógica y el diálogo pero también para el disfrute del trabajo cotidiano. Para la generación del trabajo en red pero también refuerzo de la tarea individual a partir de la dinámica académica y el aumento de la posibilidad de impulso y efectos multiplicadores en proyectos de cooperación cultural.

Por todo ello, las instituciones que compartimos la organización y desarrollo de este evento desde el primer encuentro en Barcelona, allá en el año 2000, nos sentimos implicadas y comprometidas en dar continuidad a esta iniciativa, pretendemos que con el tiempo se consolide para constituir un evento clave en el sector. En tiempos en los que las cosas son cada vez más efímeras, nuestra esperanza es que el Campus sea un proyecto cada vez más sólido.

Y para ello, este espacio web se constituirá en el referente para la producción compartida de iniciativas “intercampus”, entre evento y evento. La red de cooperación del Campus generará así una dinámica colaborativa que tendrá continuidad extendiendo su presencia física al espacio virtual para constituir un espacio permanente de cooperación cultural.

Fundación Interarts
Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura

EL PORQUÉ DEL CAMPUS EUROAMERICANO
Recorrido histórico [+]

La idea de los Campus Euroamericanos de Cooperación Cultural, espacios de encuentro, debate y reflexión sobre el sector cultural en el entorno euroamericano, nació de la “observación sobre la falta de espacios de interacción y de encuentro en el ámbito euroamericano de la cooperación cultural”¹ en un contexto de profundas preocupaciones y expectativas respecto a los sistemas culturales y al potencial de la cooperación cultural internacional para el desarrollo.

Se trata, como afirmó Eduard Delgado, fundador de Interarts, en el marco del I Campus, de “un espacio semiformal y convivencial que propicia la relación entre personas cuyos compromisos mutuos se basan en afinidades cómplices e inmediatas más que en los intereses estratégicos de sus organizaciones”. De ahí que para identificar este encuentro se eligiera darle el nombre de “Campus” con la clara intención de designar este espacio como algo más que una conferencia, un congreso, un encuentro o un seminario. El objetivo era introducir en el lenguaje del sector cultural, incorporándole nuevas dimensiones de cooperación activa y directa, un concepto que llegaría a ser un equivalente semántico de los términos anteriormente mencionados. Otra de las razones es que el mismo término se puede utilizar en diferentes idiomas y, por ello, no causa confusión alguna.

El Campus se introdujo en un contexto, el de finales del siglo XX y principios del XXI, en el que, como consecuencia de cambios acelerados en la sociedad, el desarrollo y la gestión de las políticas culturales, como de otros sectores de la vida social, se enfrentaban a nuevos escenarios emergentes. Las políticas culturales, principalmente orientadas a procesos internos de planificación, gestión y evaluación, mostraban sus propios límites al no abordar sus relaciones con contextos cada vez más amplios y globales. Por otra parte, las reflexiones sobre la importancia de la cultura para otras estrategias, y más concretamente para dinámicas de desarrollo económico y social, cuestionaban las lecturas clásicas sobre el papel de la cultura en su entorno.

Igualmente, la aparición de nuevos actores, organizaciones voluntarias o comerciales, que operaban en el campo de la cooperación internacional de forma paralela a los Estados y las instituciones supranacionales, fomentaron una nueva forma de contactos bilaterales y la constitución de relaciones multilaterales y redes culturales. También las organizaciones intergubernamentales empezaban a apoyar programas y proyectos culturales internacionales y transcontinentales.

Estos procesos se produjeron en paralelo en Europa y América Latina, con grandes perfiles simétricos de reflexión política y de desarrollo organizativo del sector cultural, pero lo que faltaba eran espacios comunes de reflexión e intercambio de ideas y experiencias, que permitieran la actualización temática, la conexión de redes de trabajo, el intercambio de experiencias y el fomento del trabajo cooperativo para todos los implicados, desde organismos intergubernamentales y de cooperación, patrocinio y promoción cultural, hasta activistas y agentes culturales, pasando por artistas, investigadores, y en general, todas las personas interesadas en el tráfico cultural entre Europa y América Latina.

Relaciones culturales intercontinentales

Construir un espacio de relaciones en el sector cultural entre estos dos continentes, que tomara como punto de referencia el eje Iberoamericano por ser un puente privilegiado no sólo por razones lingüísticas, resultaba fundamental. De hecho, América Latina hallaba en Europa su referencia para el crecimiento de las nuevas políticas culturales en la sustentabilidad democrática y el crecimiento económico y Europa encontraba en América Latina las respuestas a muchas preguntas sobre la sistematización y los modelos de trabajo de la acción cultural y sobre los procesos de socialización de la creatividad.

Es en este marco que nació el Campus Euroamericano de Cooperación Cultural, impulsado en el año 2000 por la Fundación Interarts, que ya tenía experiencia en la organización de un Campus Euroasiático y varios Campus Euromediterráneos, y asumido simultáneamente por la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) para promover la colaboración y la implicación del espacio iberoamericano.

Además de las dos organizaciones impulsoras, las ediciones de los Campus Euroamericanos han contado con la colaboración de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID), que ha constituido un apoyo clave para el desarrollo de este proyecto a lo largo de los años. Al mismo tiempo, cada edición se ha visto completada con la presencia de colaboradores nacionales e internacionales.

Diversidad

En los Campus siempre se ha querido promover y ampliar la interacción y la colaboración “transcontinentales”, que llevarían a mutuas ventajas; por ejemplo, estimulando la definición de espacios comunes en el campo artístico, educativo, de investigación, económico y político que permita una mayor presencia de programas culturales en las acciones de la Unión Europea de América Latina.

Además, cabe subrayar que favorecer el conocimiento mutuo contribuye al entendimiento entre las diversidades de las culturas de los dos continentes. De hecho, el tema de la diversidad cultural aparece varias veces a lo largo de las ediciones del Campus. Igualmente, a partir de los debates acerca de los derechos culturales y del derecho a la cultura, las instituciones que convocan los Campus pretenden contribuir al objetivo de reconocer y de poner en valor la importancia de la diversidad cultural y lingüística de las sociedades iberoamericanas, que expresan la multiplicidad de identidades nacionales, regionales, locales y comunitarias de las mismas, así como su patrimonio cultural compartido.

La importancia de lo local

En el marco del Campus los espacios y procesos locales han tenido cada vez mayor visibilidad. En las conclusiones del IV Campus, por ejemplo, “se apuntó la conveniencia de fortalecer los marcos de cooperación que puedan ejercer el contrapeso entre la debilidad de ciertos espacios locales y el vigor y la influencia del contexto internacional, y se constató la existencia de algunos marcos interesantes de cooperación interlocal, uno de los ejemplos de la necesaria diversificación y democratización de la cooperación cultural y que puede contribuir en particular al intercambio de buenas prácticas”². La celebración del Campus en América Latina en tiempos de desequilibrios económicos y políticos, a los que Europa tampoco es ajena, es una muestra más de la relevancia otorgada al compromiso con las problemáticas locales.

Además, las dinámicas de globalización e internacionalización ponen sus retos a los mecanismos locales y a la formación de los profesionales de la gestión cultural. En este sentido, uno de los ejes del Campus que cada vez cobra mayor importancia es el de dar visibilidad y conectar los procesos locales con otros que de otra forma no tendrían acceso a los canales de información.

Interacción

La acción de los Campus se ha caracterizado por favorecer el trabajo colaborativo. Para poder fomentar, formalizar y dar visibilidad a la cooperación cultural es imprescindible la creación y fortalecimiento de las redes culturales y artísticas. Los Campus han impulsando la constitución, la promoción y el trabajo de las redes, con todas las ventajas que esto comporta para los que forman parte de ellas. Y se han marcado como una de sus retos la búsqueda de nuevas alianzas y complicidades.

Asimismo, la actividad del Campus se compromete a desarrollar formas de cooperación en la formación en el campo de la cooperación cultural internacional a partir de seminarios y cursos. Por ejemplo, en los Campus ha tenido lugar la puesta en marcha de actividades formativas en materia de políticas culturales y gestión cultural en América Latina, como postgrados o diplomaturas, cursos o programas de formación activados en las diversas universidades del entorno euroamericano.

Teoría y experiencia en un mismo espacio

Para lograr estos y otros muchos objetivos, la forma adoptada por el Campus es la de un encuentro presidido por aportaciones teóricas y conferencias plenarias sobre el espacio cultural euroamericano así como talleres de debate específico sobre los diversos temas destacados en cada edición. Con el tiempo se han desarrollado también debates, mesas de experiencias y foros abiertos a redes, grupos de trabajo, encuentros y procesos de proyectos de cooperación, además de ofrecer la disponibilidad de documentación, bibliografía y cooperación electrónica.

La metodología del Campus Euroamericano también prevé la alternancia de los continentes como sede de las ediciones. Esto facilita la participación de actores procedentes de los distintos países, permite una representación equitativa de ambos espacios geopolíticos y tiene repercusiones positivas sobre todo para aquellas zonas caracterizadas por culturas con más dificultades en el acceso a los mecanismos culturales globales.

Se podría concluir que el Campus se describe como un espacio donde se busca la sabiduría de las preguntas más que el conocimiento de las respuestas. Es un “think tank” destinado primordialmente a sus propios protagonistas, aunque sus elaboraciones pueden ser de provecho para eventuales observadores. Se trata de un espacio con vocación de desembocar en la acción: un lugar donde el privilegio de pensar se une a la responsabilidad de actuar.

Finalmente, el Campus acoge en cercanía a una gran familia, es un lugar en el que ésta se encuentra y lo hace más allá de sus diferencias lingüísticas y culturales. Por eso, una de las características esenciales de este espacio sigue siendo poder contar con la calidad humana e intelectual de sus participantes, de muy grato recuerdo para todos. Eso representa, sin duda, la parte más enriquecedora de los Campus.

¹ Introducción al IV Campus Euroamericano de Cooperación Cultural, OEI, Madrid, 2005.
² Informe final del IV Campus, 2005.

¿De qué hablamos en los Campus?
Los retos de la Cooperación en un mundo globalizado
Las Redes de arte, espacio para la diversidad
La identidad
Cultura y desarrollo, el desafío de la sostenibilidad
Cultura y tecnología: creando nuevas relaciones
Formación, capacitación e investigación cultural
Políticas y cooperación cultural bajo el liberalismo
La participación democrática y la acción cultural
Industrias culturales en tiempos de digitalización
Cultura y ciencia: una relación imprescindible
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